Él había sido
cruel; le había dado de beber del agua de su corazón, y después se había ido,
dejándola sola en medio del desierto que era estar sin él.
Caminando
lentamente, con la mirada fija en el horizonte, ella suspiró.
El cielo ya era del
color del amor, el sol ya se había escondido y la arena que pisaban sus pies ya
estaba a la temperatura perfecta.
Se llenó de coraje
y poco a poco, fue dejando que todos los recuerdos la llenasen. Con los cinco
sentidos bien receptivos.
La vista se llenó
de sus sonrisas y miradas; el olfato del olor de su champú; la oída, de sus
perfectas carcajadas y se sus dulces palabras susurradas; el tacto, de su
cálida temperatura y se sus firmes músculos; finalmente, el gusto se llenó del
sabor de sus labios.
Gozó de su
presencia unos minutos, después, con valentía, los fue expulsando uno por uno.
Las olas iban y venían, pero los recuerdos sólo cogían aquellas que se marchaban.
Para asegurarse de
que todos se iban, su sumergió.
Cuando de él no
quedó nada, ella salió del mar, desnuda, limpia, libre; feliz.
2 comentarios:
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Un petonwt ;)
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